martes, 12 de febrero de 2013

Evangelio Miércoles de Ceniza 13-02-2013

Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ¨Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial. “Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.


Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.


Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”. Palabra del Señor.


 Señor, te necesito. Pongo toda mi confianza en tu amor y misericordia. Inicio esta Cuaresma con un deseo sincero de crecer en la fe y en el amor, preparándome con decisión y generosidad en celebrar los misterios de tu pasión, muerte y resurrección.


Meditación
El tiempo de las decisiones maduras.

«Con una expresión que es típica en la liturgia, la Iglesia llama al período en el que hemos entrado hoy, “Cuaresma”, es decir, un tiempo de cuarenta días y, con una clara referencia a la sagrada escritura, nos introduce en un contexto espiritual específico. Cuarenta es, de hecho, el número simbólico con el que el Antiguo y el Nuevo Testamento representan los aspectos más destacados de la experiencia de fe del Pueblo de Dios. Es una cifra que expresa el tiempo de la espera, de la purificación, de la vuelta al Señor, de la conciencia de que Dios es fiel a sus promesas. Este número no es un tiempo cronológico exacto, dividido por la suma de los días. Más bien indica una perseverancia paciente, una larga prueba, un periodo suficiente para ver las obras de Dios, un tiempo en el que es necesario decidirse y asumir las propias responsabilidades, sin dilaciones adicionales. Es el tiempo de las decisiones maduras» (Benedicto XVI, 22 de febrero de 2012).




  Señor, inicio esta Cuaresma con mucho entusiasmo y mucho amor. Quiero cambiar en lo que necesito cambiar. Hoy me invitas a purificarme y a no buscar la recompensa ni la mirada de los demás. Me enseñas a edificar mi vida siguiendo con fe tu amor crucificado. Te ofrezco hoy mi decisión de vivir este tiempo en constante disposición de servicio, pues sólo así podré conocerte, amarte y darte a conocer a los demás.
 ¡Ven, Vive con nosotros y con ella esta fiesta!