sábado, 13 de junio de 2009

Evangelio del Domingo 14 de Junio- Solemnidad del Corpus Christi


Evangelio: Mc 14,12-16.22-26

El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?» Él les dijo a dos de ellos: «Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: “El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” Él les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena». Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen: esto es mi cuerpo». Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios». Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos.

Meditación:El cristiano se postra ante el Santísimo Sacramento del altar porque cree que en Él está presente el Dios verdadero que nos ha amado hasta el extremo. Adorar la Hostia quiere decir creer que allí, en ese trozo de pan, se encuentra de manera real y substancial Cristo mismo, vivo y glorioso, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad. Tenemos una gran necesidad de la Eucaristía. ¿Qué esperamos para acudir con más frecuencia a este sacramento? Seamos generosos con nuestro tiempo para ir a adorar a Jesús, démosle ahí el homenaje de nuestra fe, vayamos a reparar a sus pies las faltas graves y los pecados del mundo. El Señor valora cada visita que le hacemos en el Sacramento del altar como una muestra de gratitud, de amor, de confianza y de amistad. La Eucaristía es también una llamada a la unidad, a convertirnos en un único cuerpo con los demás cristianos que comparten nuestra fe. Necesitamos vigilar para vencer el particularismo, el individualismo, las divisiones y salir de cada adoración más dispuestos a superar nuestras diferencias.

Propósito:Dedicar hoy unos minutos de adoración ante Cristo Eucaristía y abrir mi corazón a una persona de la que me haya alejado.

«El camino, el libro abierto, es Jesús. Estúdienlo, medítenlo en la oración, en la Eucaristía, ante el Sagrario» (Cristo al centro, n. 545).