La Cuaresma es el tiempo litúrgico en el que nos preparamos para la Pascua. Dura cuarenta días. Comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo. Los cuarenta días recuerdan muchos acontecimientos bíblicos: 40 días de ayuno de Jesús en el Desierto, 40 años del pueblo de Dios en el desierto, 40 días que Moisés transcurrió en el Monte Sinaí, 40 días de diluvio.
El tiempo de Cuaresma es tiempo de conversión, de arrepentimiento, de fuerte evangelización para llevar al Bautismo a los no Cristianos; y para la preparación evangélica de los bautizados.
Es tiempo de reconciliación con Dios y con el prójimo.
La cuaresma nos invita a una purificación e iluminación mediante la práctica del sacramento de la Reconciliación y la mayor frecuencia del Sacramento de la Eucaristía.
Es tiempo de penitencia y conversión, es una invitación continua a convertirse en el Señor con todo el corazón. Esta conversión culminará con la celebración del Sacramento de Penitencia, como mejor modo de prepararse para la fiesta de la Pascua.
Durante el tiempo de Cuaresma no se permite adornar con flores el altar -excepto en algunas solemnidades o fiestas-. No se canta el aleluya ni el Gloria en la misa, sino hasta la Vigilia Pascual.
Se dividen del 1º al 5º Domingo de Cuaresma y el 6º se llama Domingo de Ramos o de la Pasión del Señor. Durante este período los ornamentos del Altar y del sacerdote son de color morado.
¡Ven, Vive con nosotros y con ella esta fiesta!