ORACIÓN
INTRODUCTORIA PARA TODOS LOS DÍAS
En
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo estuviera a su lado junto a la cruz, participando en sus sufrimientos, concede a tu Iglesia que, asociada con María a la pasión de Cristo, merezca también participar en su gloriosa resurrección.
Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo estuviera a su lado junto a la cruz, participando en sus sufrimientos, concede a tu Iglesia que, asociada con María a la pasión de Cristo, merezca también participar en su gloriosa resurrección.
Virgen
Santísima de los Dolores, míranos cargando nuestra cruz de cada día.
Compadécete de nuestros dolores, como nosotros nos compadecemos de los tuyos, y
acompáñanos como acompañaste a tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor, en el camino
doloroso del Calvario.
Eres
nuestra Madre y te necesitamos. Ayúdanos a sufrir con amor y esperanza, con
paciencia y aceptación, para que nuestro dolor, asociado al tuyo y al de tu
Hijo, tenga valor redentor y en las manos de Dios, nuestro Padre, se transforme
en gracia para la salvación del mundo.
(Se hace la lectura correspondiente a cada día. Luego se medita brevemente el texto evangélico, tratando de descubrir los sentimientos de la Virgen de los Dolores y de llenarse de compasión. Se presentan al Señor, en profundo silencio, los propios sufrimientos y los del mundo entero, pidiendo la gracia de que ellos no nos aparten de él y se termina con la oración conclusiva.)
Primer día: MARÍA DA A LUZ A JESÚS EN UN PESEBRE
"José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue". (Lc. 2,4-7)
Segundo día: MARÍA ESCUCHA AL ANCIANO SIMEÓN
"Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: 'Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón'..." (Lc. 2,34-35).
Tercer día: MARÍA HUYE A EGIPTO
"Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo'. José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes". (Mt, 2, 13-15)
Cuarto día: MARÍA BUSCA A JESÚS PERDIDO EN EL TEMPLO
"Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron com de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlos entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de Él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: 'Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados'. Jesús les respondió: '¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?'. Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres". (Lc. 2,41-52)
Quinto día: MARÍA SUFRE PORQUE LOS PARIENTES DE JESÚS NO LO COMPRENDEN
"Se acercaba la fiesta judía de las Chozas, y sus hermanos le dijeron: 'No te quedes aquí; ve a Judea, para que también tus discípulos de allí vean las obras que haces. Cuando uno quiere hacerse conocer, no actúa en secreto; ya que tú haces estas cosas, manifiéstate al mundo'. Efectivamente, ni sus propios hermanos creían en Él. Jesús les dijo: 'Mi tiempo no ha llegado todavía, mientras que para ustedes cualquier tiempo es bueno. El mundo no tiene por qué odiarlos a ustedes; me odia a mí, porque atestiguo contra él que sus obras son malas. Suban ustedes para la fiesta. Yo no subo a esa fiesta, porque mi tiempo no se ha cumplido aún'..." (Jn. 7,2-9)
Sexto día: MARÍA AL PIE DE LA CRUZ
"Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: 'Mujer, aquí tienes a tu hijo'. Luego dijo al discípulo: 'Aquí tienes a tu madre'. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa". (Jn. 19,25-27).
Séptimo día: MARÍA VE A JESÚS MORIR EN LA CRUZ
"Entonces Jesús, dando un gran grito, expiró. El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó: '¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!. Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé, que seguían a Jesús y lo habían servido cuando estaba en Galilea; y muchas otras que habían subido con Él a Jerusalén". (Mc. 15,37-41).
Octavo
día: SEPULTURA DE JESÚS Y SOLEDAD DE MARÍA
"Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús, y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran. Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue. María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al sepulcro". (Mt. 27,57-
"Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús, y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran. Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue. María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al sepulcro". (Mt. 27,57-
Noveno
día: EL DOLOR DE MARÍA SE CONVIERTE EN ALEGRÍA
"Las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús siguieron a José, observaron el sepulcro y vieron como había sido sepultado. Después regresaron y prepararon los bálsamos y perfumes, pero el sábado observaron el descanso que prescribía la Ley. El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: '¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que Él les decía cuando aún estaba en Galilea Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día'. Y las mujeres recordaron sus palabras". (Lc. 23,55; 24,1-8).
"Las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús siguieron a José, observaron el sepulcro y vieron como había sido sepultado. Después regresaron y prepararon los bálsamos y perfumes, pero el sábado observaron el descanso que prescribía la Ley. El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: '¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que Él les decía cuando aún estaba en Galilea Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día'. Y las mujeres recordaron sus palabras". (Lc. 23,55; 24,1-8).
ORACIÓN CONCLUSIVA PARA TODOS LOS DÍAS
Junto a la cruz de su Hijo la Madre llorando se ve, el dolor la ha crucificado, el amor la tiene en pie.
Quédate de pie, de pie junto a Jesús, que tu Hijo sigue en la cruz.
Cruz del lecho de los enfermos, de los niños sin un hogar, cruz del extranjero en su patria, del que sufre en soledad.
Cruz de la injusticia y miseria de los marginados de hoy; cruz de tantas falsas promesas y de la desesperación.
Cruz del abandono de amigos, del olvido y de la traición; cruz de la amenaza y del miedo, la tortura y la prisión.
Cruz de los que sin esperanza sufren sin saber para qué; cruz de los enfermos del alma, de los que perdieron la fe.
- Ruega por nosotros, Virgen de los Dolores.
- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor, Jesucristo.
Padre de todo consuelo, Dios de infinita misericordia y bondad, que nos diste a María como Madre y Modelo de cristiano, acrecienta nuestra fe, fortalece nuestra esperanza y enciende nuestra caridad, de tal modo que seamos signo del gran amor que tienes para con todos. Tú conoces mejor que nadie nuestros sufrimientos y dolores, te pedimos que si es tu voluntad nos libres de ellos. Pero, sobre todo, queremos pedirte que ni ellos, ni nada, ni nadie puedan separarnos jamás de tu amor, ni quitarnos las ganas de vivir.
Te presentamos nuestra oración por medio de Jesucristo, Señor Nuestro, tu Hijo e Hijo de María, la Virgen Dolorosa, Él vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.