Todos los años, muy de mañana,
Papá Pablo y Mamá Elena, se despiertan aquel 25 de Julio memorable. “Pronto,
pronto…hay que apurarse para ir a ver a Santiago Patrón”. Juntos emprenden el
camino luego de alistar sus pequeñas cargas, en especial sus velas hechas con
cebo de oveja, en sus candiles de latita. Con sus propias manos. Aquellas manos
que diariamente trabajan el campo, pastean sus animales y crian a sus hijos.
Por ese caminito lleno de tierra,
caminan aquellos dos esposos juntos llevando en sus mentes y corazones muchas
cosas que pedirle y agradecerle al” Patrón”.
Y cuando avistan las torres de la
iglesia, sonríen pues después de muchas horas de camino y kilómetros recorridos,
finalmente han llegado ante el “Patron Santiago”.
Al entrar a la majestuosa iglesia,
llena de fieles que con sus trajes típicos y mejores galas han venido a “escuchar
la misa de fiesta”, sus miradas se dirigen hacia el “Señor Santiago”.
Alli encima de un anda sencilla,
está aquel Santo que con su mirada fija y potente, vigila el pueblo que a sus
pies viene implorando muchos favores y a agradecerle otros.
Es maravilloso contemplar aquel
caballo, obra extraordinaria de taxidermia, pues refleja un realismo sin par, y
llevando sus riendas, al Patron con sus botas, capa y espada.
Papá Pablo y Mamá Elena, se
acercan juntos al altar y prenden sus velitas en el candelabro. Mientras musitan
oraciones y por decirlo así “conversan con el Señor Santiago”.
Luego de la misa hay que
acompañar la procesión y luego de que el Patrón nuevamente esté en su altar,
hay que ir a la Feria, ver las comparsas y bailar para festejarlo como se debe.
Al caer la tarde, en casa, sus
hijos se preparan y van a esperarlos al camino. Y es que luego de haber pasado
un día maravilloso. Papá Pablo y Mamá Elena regresan juntos por ese caminito
polvoriento. El sol ha caído y la Luna empieza a aparecer en la noche serena. Nuevamente
la familia está reunida. Los papás han traído la bendición del “Patrón Santiago”
y algunas cositas del pueblo.
Y desde su pequeña urna de
madera, la mirada del “Patroncito” a quien Papá Pablo venera y quiere en casa,
Santiago sigue cuidando a la familia que a la luz de las velas hechas en casa,
lo quiere, lo respeta, lo venera, en una palabra, lo hace parte de la familia.
A la memoria de Papá Pablo Ramos
y Mamá Elena Arapa
¡Ven, Vive con nosotros y con ella esta fiesta!