martes, 3 de agosto de 2010

Procesion del "Paso", el encuentro de dos grandes amigos...


Dos veces al año se repite una tradición antiquísima pero llena de devoción.
En Agosto, Santo Domingo sale de su iglesia a visitar e invitar a su Hermano Francisco a participar de su fiesta. en Octubre ocurre lo mismo pero con los papeles invertidos, Francisco invita a Domingo a su iglesia.

Quizás todo ocurre para conmemorar el encuentro real que tuvieron ambos santos:

Cuenta la tradición, que un día estaba Santo Domingo en Roma pidiendo al Papa que aprobase la fundación de su Orden, tuvo un éxtasis. Vio a Cristo suspendido en el aire y en actitud de arrojar sobre el mundo tres lanzas que tenía en su mano debido a la corrupción que reinaba en la tierra. La Virgen viendo a su Hijo le dijo: "¡Hijo mío! ¿Qué vas a hacer?. Ten compasión de la humanidad. Voy a proporcionarte dos siervos fieles que lucharán para someter el mundo a tu voluntad." Cristo contestó a su Madre:"Quisiera que me presentaras a esos dos hombres". La Virgen presentó a Sonto Domingo y a San Francisco a su Hijo. Cristo entonces dijo:"En efecto, estos son verdaderos siervos míos. Estoy seguro que pondrán gran empeño en hacer lo que has dicho Madre." Al día siguiente, después de la visión, estando Santo Domingo en la iglesia de Roma, coincidió con San Francisco en la misa. Los dos se abrazaron y besaron y Santo Domingo le dijo:"Tú eres mi compañero; conmigo recorrerás el mundo. Establezcamos entre nosotros un compromiso de colaboración. Seamos fieles a Cristo y no habrá adversario que pueda vencernos."

Los dos Santos salen a la misma hora de sus iglesias, en medio de repiques de campanas.
Los acompañan los Religiosos de ambas ordenes fundadas por ellos, junto a las Terceras Ordenes, Cofradías y grupos de ambos templos.
Todos se dirigen hacia la Plaza de Armas, donde se encuentran luego del abrazo del Prior Dominicano y Guardián Franciscano. Los cargadores inclinan las andas hasta que los Santos se estrechan en un abrazo. Las campanas de la Catedral repican y los fieles aplauden emocionados.
El Santo que está de fiesta invita a su templo y ambos regresan al templo correspondiente.

El Sábado volverá a ocurrir este encuentro santo, y entonces se escuchara nuevamente:



"Tú eres mi compañero; conmigo recorrerás el mundo. Establezcamos entre nosotros un compromiso de colaboración. Seamos fieles a Cristo y no habrá adversario que pueda vencernos."