
Meditación:El evangelista san Juan nos describe un momento especial en la vida de Jesús. El Maestro se encuentra en la Última Cena con sus apóstoles. Sabe que Judas le va a entregar y es consciente de la muerte que le espera. En ese instante supremo de su vida, nos habla del mandamiento del amor. En Cristo comprendemos lo que es el amor de Dios: es fiel, es total, es puro, es desinteresado, se compromete hasta el final, se da del todo gratuitamente, es un amor que perdona. De modo que los casados, los solteros, los sacerdotes, los consagrados, todos tenemos en Cristo el ejemplo de cómo se ama. Aprendamos a vivir la caridad en todos sus matices, en el servicio, en el hablar bien de los demás, en la capacidad de perdonar siempre y desde el primer instante a quienes nos ofenden, ofrezcamos comprensión, aprendamos a tratar bien a todos, demos con generosidad, etc. Dios nos ama y nos hace experimentar su amor y de este amor de Dios puede nacer también en nosotros el amor como respuesta. Alimentemos nuestro amor a Jesús y a los demás por medio de la Eucaristía. Permanezcamos muy cerca del Señor y reclinados sobre su pecho como el discípulo predilecto, bebamos de la fuente del verdadero amor.
Reflexión apostólica:Los Cristianos estamos llamados a no quedarnos mirando cómo van las cosas, sino a imprimir en las cosas una fuerza y a dar al cristianismo la expresión que le es propia: la militancia.
Propósito: Hacer una visita a Cristo Eucaristía y de ahí tomar la fuerza, el consuelo y el apoyo para vivir la caridad para con los demás.