viernes, 29 de mayo de 2009

Evangelio del Domingo de Pentecostes-Fin del Tiempo Pascual


Evangelio: Jn 20,19-23

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.


Meditación:El Espíritu Santo renovó profundamente a los Apóstoles, llenándolos de una fuerza que los hizo audaces para anunciar sin miedo a Cristo. Entonces, libres de todo miedo se dedicaron a predicar. De ser unos simples pescadores, se transformaron en mensajeros valientes del Evangelio. Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que las personas de su tiempo, no podían entender cómo hombres sin instrucción fueran capaces de demostrar tanto valor ante los sufrimientos y las persecuciones. Así nació la Iglesia, por obra del Espíritu Santo. Este día el Espíritu Santo también nos ilumina a nosotros, nos hace conocer y amar a Cristo crucificado y resucitado y nos indica el camino para asemejarnos más a Él. Quien se deja guiar por el Espíritu transmite a Cristo a los demás. Sólo podemos ser testigos de Cristo si dejamos actuar al Espíritu Santo, que es el verdadero protagonista de la misión. Anunciar el Evangelio y testimoniar la fe es más necesario que nunca. Se necesitan seguidores de Cristo que no escatimen tiempo ni energía para servir al Evangelio. Se necesitan jóvenes, adultos, hombres y mujeres que ardan por dentro por amor a Dios y respondan generosamente a este llamado. Tengamos la valentía de prometer al Espíritu Santo que seremos fieles y dóciles a sus inspiraciones como lo hizo la Virgen María.

Oración: María, el día de hoy concluye el mes dedicado a honrarte. Gracias por tu compañía. Gracias por tu amor, tu calor y cercanía de Madre. ¡Qué gentil pero firme pastora eres para guiar mis pasos a Cristo! Pongo en tus manos este momento de oración, ayúdame a hablar con tu Hijo como lo hacías Tú.

Petición:María, condúceme hacia la transformación completa en Jesucristo.