Madres amantes que supisteis
de horas de angustias y ansiedades
mirar alzarse ante vosotras
a la más triste de las madres.
Hijos que fuisteis raíz y espiga
de hondos desvelos maternales:
mirad erguirse a vuestros ojos
a la más Madre de las madres.
Aquí veréis a la Callada.
Aquí tenéis a la constante.
Aquí a la Tierna y la Valiente.
Aquí a la Heroica y siempre Amante.
Belén la vio sobre el pesebre.
Egipto en hondas soledades.
Nazaret firme y amorosa.
Jerusalén serena y mártir.
Ella nos mira y nos comprende.
Ella se duele en nuestros males.
Ella conoce los quebrantos
de nuestros pasos vacilantes.
Hijos y padres que supisteis
de hondos desvelos maternales;
mirad alzarse ante vosotros
a la más Madre de las madres.
Sea nuestra voz canto y ternura;
amor y fe para cantarle.
Que nuestra vida y nuestros actos
y nuestro amor siempre le canten.
Belén la vio sobre el pesebre.
Egipto en hondas soledades.
Nazaret firme y amorosa.
Jerusalén serena y mártir.
Que nuestros pasos sean sus pasos.
Nuestro Cantar sean sus cantares.
Que sea la luz de nuestros ojos
la de sus ojos virginales.
Miguel Martínez del Cerro